Lorena Báñez, cfgm at. pers. situación de dependencia, movilidad en Fougéres (Francia)

Creo que ha sido una de las experiencias más increíbles que he vivido.

He descubierto muchísimas cosas que contaré más adelante y he adquirido valores que jamás pensaría adquirir, como por ejemplo: valorar más a la gente que me rodea, aprovechar cada oportunidad que se presente en mi vida, saber actuar con profesionalidad en un trabajo, etc. Es imposible resumir el cúmulo de sensaciones que siento al pensar en cada momento, cada risa, cada anécdota vivida en Francia… Cuando estaba allí, echaba de menos todo lo referente a Sevilla, miles de recuerdos venían a mí al pensar en mi familia, en mis amigos, en la gente de mi pueblo que siempre me ha apoyado en mis decisiones.

En fin la experiencia en Francia me ha hecho madurar en todos los sentidos. Creo que nunca voy a olvidar esas tardes tan fuertes de lluvia en la que teníamos que quedarnos en el hotel y siempre aprovechábamos para contar cosas, desahogarnos y terminar viendo una película. Tampoco voy a olvidar nunca que de un tema para hablar saliera otro y así seguidamente, unas nos dábamos explicaciones a otras y aprendíamos mutuamente.

Es cierto que en la convivencia del día a día había miles de pequeñas discusiones, porque había días buenos y días malos, pero al fin y al cabo las cosas se acababan hablando y terminábamos riendo. Para mi, tanto Rocío cómo Ángela han sido como mis hermanas cuando estaba allí …. Con ellas he llorado, reído, vivido momentos inigualables, me han entendido y ayudado siempre con sus consejos y sus abrazos.

Tanto ellas como yo, estábamos deseando volver, porque claramente 3 meses alejada de tus seres queridos se hace demasiado complicado, pero en el momento en el que nos tocó separarnos en el aeropuerto fue indescriptible la sensación de separarte de esas personas que te han aportado tantísimo en tan poco tiempo. Comenzamos a llorar de la alegría por ver a la familia y a los amigos, pero también lloramos porque a las 3 se nos iba a hacer raro no despertar al lado de la otra, no reírnos en la residencia cuando no comprendíamos algo, se nos iba a hacer extraño el no ir al Carrefour y que nos mirasen raro por hablar español, y cómo estas cosas hay miles para recordar.

Verdaderamente no tengo palabras para describir lo que mi vida ha cambiado desde que volví, tanto Ángela cómo Rocío me han enseñado tantas cosas y a saber sobrellevar cada problema que tenga en la vida. No me queda más que darle las gracias ya que, soy otra persona gracias a ellas dos.

Espero que estas fotos resuman un poco lo bien que lo pasamos:

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